El “arrocito”, un postre que endulza desde hace años muchos paladares infantiles
Por Leisy Torres
Hay cosas que no se olvidan, y más si te recuerdan a tu niñez. La “cocaleca” o “arrocito”, por ejemplo, es una de ellas. ¿Quién no recuerda aquel dulce maravilloso, especialmente para los niños, que solo de verlos era irresistible no comprar uno?
Y es que la “cocaleca” tiene su historia, y aunque ya no se ve como antes, todavía hay paleteros que las venden fuera de las escuelas y en las esquinas de semáforos.
Ese postre está hecho a base de arroz inflado, un proceso similar al de las palomitas de maíz, y parecido a los famosos “rice crispies”, pero con colorante y azúcar.
Generalmente, el arroz inflado se usa en aperitivos y cereales de desayuno, y también es una comida callejera popular en algunos lugares del mundo.
A ese tipo de arroz en algunos países le llaman mouri, el cual tiene un proceso que implica que el cereal sea menos duradero. El arroz inflado se realiza calentando el cereal en un horno relleno de arena.
Pero lo más llamativo de ese arroz convertido en “cocaleca” son los llamativos colores que le ponen, lo que hace que los niños se “vuelvan locos” al verlos.
Todavía recuerdo que aunque siempre me decidía por el rojo, la verde y la amarilla me gustaban mucho.
Aunque en República Dominicana a ese arroz inflado lo conocemos como “cocaleca”, en otros países de la región lo conocen por otros nombres, incluso, siendo el mismo producto si le hablas de “cocaleca” a un extranjero no sabrá a qué te refieres.
En Chile, por ejemplo, la conocen como cabritas; en Venezuela como cotufas; en Perú canchita; en Colombia se le dice crispetas; en Cuba roseta, y en Argentina y Uruguay se conocen como pochoclo o pororó.
En fin, las “cocalecas” o como se le quiera llamar, es un postre que ha endulzado a lo largo de los años el paladar de muchos niños que, como quien escribe, son amante de ese postre.